Muchos establecimientos hoteleros buscan seducir a sus huéspedes con paisajes interiores únicos que compitan con las playas circunvecinas. Existe así una nueva tendencia arquitectónica. ¡Bienvenidos a las piscinas infinitas!
Este tipo de proyectos para las piscinas se forja en un concepto: el efecto visual que provoca. Los bañistas creen ver una piscina interminable, cuyas aguas se fusionan con el horizonte y el cielo. La ilusión óptica es similar a la del espejismo de un oasis en el desierto.
Eso sí, una piscina infinita se apoya en una excusa paisajística. El área de baño se enhebra con un espectacular atardecer o sobre el privilegio de la proximidad a un acantilado.
En Abrisud, os dejamos con esta fotogalería del Hotel Sol Meliá Palacio de Isora (Tenerife), uno de los mejores hoteles de España, diseñado por Álvaro Sans. El arquitecto quiso que los turistas alojados en el edificio disfrutaran tanto debajo como encima del agua.
Así, el hotel dispone de una de las mayores piscinas privadas al aire libre de Europa, con una longitud de 260 metros y una capacidad hídrica de 5.000 metros cúbicos. La benevolencia del clima tinerfeño, con una temperatura media de 22ºC, también permite zambullirse en la piscina durante casi todo el año.
