Las vacaciones de Semana Santa ya asoman por la puerta y si estás pensando en ir a Ámsterdam, el mejor rascacielos del mundo de 2021, según el Emporis Skycraper Award, es una visita obligada. Ecología, diseño, innovación, altura y funcionalidad forman el cóctel perfecto para que el edificio bautizado como The Valley haya recibido este galardón.

El Emporis Skycraper Award es un concurso de arquitectura internacional que se celebra anualmente desde el año 2000. Pueden optar al galardón aquellos nuevos edificios de más de 100 metros de altura que destaquen por su diseño y funcionalidad. Además, tienen que estar completados en el año anterior a la convocatoria del premio. En este caso, «The Valley» sobresalió entre más de 600 rascacielos edificados en 2021 y, según el jurado, en la elección pesó particularmente el extraordinario e innovador diseño arquitectónico del rascacielos. The Valley son tres rascacielos en uno. Tres picos de 61, 87 y 100 metros de altura firmados por MVRDV y construidos en el barrio Zuidas, un distrito financiero situado en Ámsterdam.

Las tres torres están inspiradas en la geología, por lo que todas las fachadas se confeccionan con piedra natural en forma de chapados salvo las que dan al exterior y terminan en vidrio espejado para enmascararse con el resto del entorno urbano. Así, el interior del complejo posee un encanto muy rocoso y verde donde además hay un paseo abierto al público. 

El edificio es todo un tributo a la vida social incluyendo en su interior oficinas, retail, restaurantes, bares, salas culturales y, por supuesto, apartamentos. 

Bajo tierra se ubican tres plantas de aparcamientos con unas 375 plazas. En las primeras siete plantas hay oficinas y el resto se dedica a las viviendas. Todas cuentan con espectaculares vistas de su entorno, sobre todo las más altas y especialmente el Sky Bar de la torre de 100 metros. También posee un lugar llamado la Gruta, un atrio en el primer piso donde se haya el Laboratorio Sapiens.

El estudio de Heyligers Architects se encargó del diseño personalizado de los interiores, la piscina (un must para disfrutar del verano), el gimnasio, la iluminación, los acabados y muchas áreas comunes. Ellos destacan el diseño orgánico de las luces sobre las escaleras mecánicas de acceso a la “Gruta”, la utilización de muebles empotrados, puertas pivotantes de acero para las viviendas y la utilización de cerámica especial en el spa.

Por supuesto, el control de las especies vegetales y su ubicación corrió a cargo de el arquitecto paisajista Piet Oudolf. Este tuvo en cuenta el viento, la incidencia solar, temperatura y facilidad de mantenimiento. Así, los árboles se ubican en las plantas inferiores, y según se sube, las plantas responden a especies más pequeñas y mejor adaptables. En total, hay 271 árboles y 13.500 plantas en jardineras, con hasta 220 especies distintas.

La biodiversidad está garantizada, con la aportación de cajas de pájaros y murciélagos y espacios para abejas e insectos, sin los cuales no se pueden generar entornos naturales. Como no podía ser de otra forma, el complejo está a la última en sostenibilidad, presumiendo de tener una eficacia energética del 30 % mejor de lo que la normativa local les exigía. Además, ha recibido la certificación BREEAM de los Países Bajos. No es de extrañar dado que las torres usan tecnología de máximo aprovechamiento energético, como la automatización o sensores para el monitoreo del uso real.

En definitiva, un edificio con centros de reunión entre vecinos, residentes de otras zonas del barrio, usuarios de las oficinas, curiosos arquitectónicos, naturalistas y amantes de la ecología, y, porque no, amantes de aves y murciélagos. Todo un centro de reunión social y natural, un complejo que debería convertirse en epidemia, y contagiar a un gran número de edificios del mundo que no saben dónde ir.

Una noticia de http://www.abrisud.es